Las propuestas de reducción de emisiones de 36 países en sencillo

Por Libélula  hace 9 años

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Con el vencimiento del Protocolo de Kioto en 2020, a las puertas de un vacío legal internacional que vincule los esfuerzos internacionales por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y de cara a la Convención de las Partes en París (COP21), 36 países han hecho público su compromiso de reducción de emisiones a través de ‘las contribuciones nacionalmente determinadas’ (INDCs por sus siglas en inglés). Pero, ¿qué cosa son y por qué son tan importantes?

Contribuciones en sencillo

Las ‘contribuciones nacionalmente determinadas’ son los compromisos que los países presentan para reducir los gases de efecto invernadero (GEI) de acuerdo a sus realidades, a través de acciones de mitigación.

El término “contribución” significa compromiso y aportes a la mitigación. Pero el concepto de contribución que maneja cada país es más o menos amplio de acuerdo a su nivel de incorporación del enfoque de cambio climático a su gestión territorial. En efecto, algunas contribuciones implican además acciones de adaptación, otros incorporan el criterio de desarrollo de capacidades o de inversión en la implementación de tecnología limpia.

La medida más importante que ofrecen las contribuciones está compuesta de un cálculo de las emisiones del país, que aúna la data de varios sectores de la producción nacional; y luego se fija una meta de reducción frente a un año base o frente a un escenario proyectado que muestre la trayectoria de las emisiones de no adoptarse medidas de mitigación, es decir, el Business as Usual o BAU.

“Respecto a la problemática del cambio climático se trata de medir científicamente el funcionamiento del Planeta tal y como lo conocemos”, explica María Elena Gutiérrez, Gerente de Investigaciones de Libélula, “y de procurar que no se llegue a su límite a través del monitoreo científico de la información y de la incorporación de políticas de mitigación, de adaptación, así como incorporando tecnologías limpias y, finalmente, a través de la incorporación de criterios de sostenibilidad en las economías de los países según sus realidades socioeconómicas”.

Por ello la meta de reducción de emisiones de cada país “debe ser ambiciosa y justa”. Uno de los principales logros de la COP20 de Lima, fue acordar que estos dos criterios fueran el horizonte de comprensión de todas las ‘contribuciones nacionalmente determinadas’.

País por país

Suiza, por su parte, se comprometió a reducir para el 2030 el 50% de sus emisiones GEI con respecto a 1990. Propuesta particularmente ambiciosa y justa, pues, especifica que el 30% lo realizará en el país y el 20% en el extranjero, porque Suiza es responsable de mucho más emisiones que las que produce territorialmente. Es decir, considera en sus contribuciones el criterio territorial y, además, incorpora el criterio del consumidor: no sólo se hace responsable por lo que emite dentro de su territorio, sino también por las emisiones que consume.

La Unión Europea (28 estados miembros) y Noruega reducirán sus emisiones en un 40% para el 2030 respecto a las emisiones de 1990. A pesar de todos los vaivenes en la breve historia de negociaciones, la UE y Noruega han sido partes que han honrado su compromiso.

De los países en desarrollo, México sienta un precedente valioso. Se trata de un país altamente vulnerable al cambio climático con emisiones per cápita de 5.9 tCO₂ y, sin embargo, su meta es de reducir incondicionalmente un 25% de emisiones de GEI y SCLP (emisiones contaminantes del clima de corta vida) con respecto al BAU para el 2030, porcentaje que podría elevarse a 40% de manera condicional, sujeto a que se dé un acuerdo climático global con ciertas condiciones.

Es la primera vez que se incluye una propuesta de reducciones incondicionales, es decir, que se cumplirán al margen de que se llegue o no a un acuerdo internacional jurídicamente vinculante. Asimismo introduce la medición de Black Carbon, hollín que se produce por la combustión incompleta e ineficiente de combustibles fósiles, biocombustibles y biomasa. Objeto de medición muy importante para los países en vías de desarrollo que, por definición, no han logrado desarrollar una industria eficiente.

El otrora mayor emisor de GEI, EE.UU propone para el año 2025 reducir un 26%-28% el total de sus emisiones con respecto al 2005, que supone el doble del recorte previsto entre 2005 y 2020, comparación anunciada por el presidente Barack Obama en noviembre del 2014 durante la cumbre de la APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico).

Que EE.UU haya ofrecido sus contribuciones supone ya un punto de inflexión, ya que se había mostrado siempre reticente a firmar un compromiso explícito sobre reducción de emisiones de GEI, incluso en 2005 se ratifica el Protocolo de Kioto sin la firma de Washington, y a pesar de ser el segundo mayor emisor de CO₂, superado solo recientemente por China.

Pero con China y Rusia en la carrera hacia descarbonización de la economía, EE.UU no podía quedarse atrás. El presidente estadounidense Barack Obama y su homólogo chino Xi Jinping, anunciaron durante la cumbre de la APEC del año pasado, un acuerdo para reducir conjuntamente las emisiones de GEI, lo cual es un síntoma positivo.

Por su parte, el Principado de Liechtenstein, uno de los países más pequeños en el mundo, se comprometió a reducir en 40% sus emisiones de GEI al 2030 en comparación con los niveles de 1990, y Andorra a reducir sus emisiones “no absorbidas” en un 37% en comparación al escenario BAU al 2030, enfocándose en los sectores energía y residuos, responsables de más del 98% de las emisiones totales del país.

Los bosques y su poder

Rusia, por su parte, se ha propuesto para el 2030 reducir sus emisiones entre un 20% y 25% respecto a 1990. Cabe resaltar su gran capital forestal, con 70% de los bosques boreales y el 25% de los recursos forestales del mundo, lo cual es una fuente que revierte los efectos nocivos de los GEI.

Respecto a la eficiencia de las políticas forestales como medidas de mitigación, la contribución del país africano de Gabón es particularmente interesante: registra una caída de 78,000GgCO₂ en 2003 a 28,000GgCO₂ en 2005. Según el equipo de investigación de Libélula, esto se debe a las políticas forestales que implementó el gobierno gabonés en 2001, entre las que destaca la nacionalización de 13 reservas naturales. Gabón se ha propuesto reducir las emisiones en un 50% con respecto al BAU para el año 2050

Los temas poco presentes

Cabe resaltar que sólo dos países incluyeron acciones de adaptación y de financiamiento para luchar contra el cambio climático: Gabón y México.

México cuenta desde el 2000 con tres Estrategias Nacionales sobre Cambio Climático, un Programa Especial de Cambio Climático desde el 2009 y una Ley General de Cambio Climático aprobada en 2015, convirtiéndose en el primer país en desarrollo en tener una ley integral sobre cambio climático. Dentro de las medidas de adaptación en su INDC propone fortalecer la capacidad de adaptación de al menos un 50% de los municipios (160) categorizados como “más vulnerables”, establecer sistemas de alerta temprana y lograr la deforestación cero para el año 2030.

Gabón, por su parte, propone acciones de adaptación, así como mecanismos de financiamiento. Incorporará el enfoque de cambio climático a través de la implementación de una estrategia de desarrollo país, principalmente centrada en la costa.

En cuanto a los mecanismos de financiamiento, Gabón proponen la creación de un Fondo Nacional de Sostenibilidad que aúne al presupuesto estatal la inversión privada, los ingresos nacionales y donaciones, todo con miras a luchar contra el cambio climático dentro de su territorio.

El mecanismo de los bonos de carbono solo ha sido incluido por Suiza y Noruega. Como explica María Elena Gutierrez, “se debe a que no hay un mercado de bonos de carbono como tal, no existe una oferta y una demanda por bonos de carbono. Esto se debe a que no se ha establecido para los países emisores un tope máximo de emisiones a partir del cual sea necesario comprar bonos de carbono emitidos para contrarrestar los efectos nocivos de los GEI que emiten”.

Hacia la medición final

Todas estas propuestas de reducción cumplen en cierta medida con ser “justas y ambiciosas”. Asimismo ofrecen la información inicial en base a la cual, a finales de este año en París en la COP21, se generará un nuevo acuerdo jurídicamente vinculante que respete la responsabilidad que compete a cada país de acuerdo al principio de “Responsabilidades Comunes Pero Diferenciadas y Respectivas Capacidades (CBDR-RC)

En el tramo final de este proceso colaborativo de medición global de emisiones, las cifras de las contribuciones expresadas en unidades métricas diferentes, con distintos años bases y que miden sectores productivos tan disímiles de país a país, todo ello requerirá de un complejo sistema de equivalencia, evaluaciones y mediciones que estará a cargo del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) para lograr una cifra global.

El objetivo final entonces, a grandes rasgos, será medir la totalidad de emisiones expelidas en la atmósfera y calcular si los esfuerzos de todos los países por mantener el calentamiento global por debajo de los 2º C, respecto a la era pre-industrial, son o no suficientes para mantener el Planeta y sus ecosistemas tal y como lo conocemos.

Las contribuciones presentadas a la fecha pueden ser consultadas en esta página web.

Data adicional

  • Si bien China no ha presentado sus contribuciones, durante la cumbre de la APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) en noviembre de 2014, el presidente Xi anunció que en China los niveles de emisiones alcanzarán su nivel máximo en 2030 para luego decrecer, y para ese entonces un 20% de la energía procederá de fuentes limpias y renovables.
  • Black Carbon u hollín, es carbón en estado gaseoso, con un componente del 2.5 MP (material particulado encontrado en el aire medido en la unidad de longitud llamada micras) capaz de retener la luz y transformar esa luz en calor y por tanto tiene un elevado potencial de cambio climático.

 

Por: George Simons

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