La economía latinoamericana puede crecer sin deforestar
Los países de América Latina tienen el reto de construir y hacer crecer su economía de forma “técnica y económicamente viable”. Es lo que asegura Mariana Panuncio, directora del Programa de Cambio Climático de la organización (WWF), quien presentó el ejemplo de Brasil en la conferencia internacional sobre “Bosques y cambio climático”, realizada en Asunción (Paraguay).
En la última década, Brasil redujo su tasa de deforestación en 70%, a la vez que aumentaba su producción de soya en 80%, exponiendo así un modelo aplicable en el resto de Latinoamérica.
Para Panuncio, la clave es reglamentar los espacios que pueden ser desforestados y bajo qué condiciones, por medio de políticas públicas, así como hacer cumplir las leyes que prohíben la deforestación y penalizar a quienes las transgreden.
Es de suma importancia contar con sistemas de incentivos como la tenencia de tierras para los pobladores, los créditos transferidos a campesinos con la condición de preservar el medio ambiente o que los productos procedentes de bosques con un buen manejo tengan mejor precio.
«Los bosques tienen un rol crucial para enfrentar los impactos negativos del cambio climático. No sólo son un depósito de carbono, sino que también proveen recursos como alimentos o medicinas, y contribuyen a la regulación de los recursos hídricos», expresó la experta.
«Es un mito que exista un conflicto entre el desarrollo económico y la conservación de bosques», aseguró por su parte Josefina Braña, directora de política pública en el Programa Global de Bosques y Clima de WWF, quien también participó en la conferencia sobre la conservación de áreas boscosas en la región, de cara a la Conferencia sobre Cambio Climático (COP21), que se celebrará en París a partir del 30 de noviembre.
Propuso, dentro de sus aportes, que otro de los incentivos fuera el pago a las comunidades campesinas por los servicios ambientales que presten, y que las decisiones de conservación de bosques deben ser tomadas “de forma local”, especialmente en situaciones donde la dependencia de los cultivos es el único modo de subsistencia.
«No es cierto que haya una contradicción entre seguridad alimentaria y conservación forestal. Si bien algunas comunidades campesinas necesitan de la pequeña agricultura, con buena planificación puede haber un equilibrio entre bosques y cultivos», agregó Braña.
Si bien la agricultura y la ganadería son dos de las causas de deforestación en los países en desarrollo, también lo son las sequías y el aumento de temperatura asociados al cambio climático. Por eso, los asistentes a la conferencia, entre los que se encontraban representantes de la ONU y el Banco Mundial, concluyeron que el buen manejo de estas prácticas prevendría nefastas consecuencias ambientales.
Fuente: ConexiónCOP y El Tiempo