El Sexto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ha confirmado lo que era una verdad a voces: la acción humana ha calentado el planeta, dando pie a impactos irreversibles como el aumento del nivel del mar y el retroceso glaciar. La crisis climática está aquí, y el quiebre del límite “seguro” de aumento de temperatura podría llegar en poco más de una década.
La ventana de oportunidad para no sobrepasar el límite de aumento de temperatura global de 1.5°C todavía existe, pero se cerrará rápidamente. Tenemos pocos años para pasar de “mejoras marginales” a “cambios drásticos”. Necesitamos un plan. Reducir emisiones a la mitad al 2030, llegar a cero emisiones netas en 2050, o antes.
De acuerdo al estudio, el Perú tendrá más sequías e incendios, con potenciales impactos en agricultura, bosques, salud y ecosistemas. El derretimiento de los glaciares andinos continuará afectando el recurso hídrico. En otras zonas, se prevé el aumento de intensidad y frecuencia de eventos de precipitación extrema e inundación.
Los esfuerzos para construir institucionalidad, un marco regulatorio, y capacidades para enfrentar el cambio climático van en el camino correcto, pero es necesario acelerar la acción para adaptarnos y descarbonizar nuestra economía antes del 2050. A nivel empresarial, esto implica cambios más profundos que adoptar el teletrabajo de forma permanente o reducir el consumo de combustibles fósiles. El reto reciente del COVID-19 nos muestra no solo el impacto que una relación inadecuada con la naturaleza puede desencadenar, sino también la importancia de fortalecer los mecanismos de respuesta e innovar.
En el Perú, debemos impulsar al menos cuatro “cambios drásticos” en los próximos 10 años:
1) Toda la infraestructura pública y privada que desarrollemos debe considerar los escenarios de cambio climático generados por el SENAMHI.
2) Debemos escalar considerablemente la inversión en conservación, regeneración y manejo sostenible de nuestros ecosistemas, para ofrecer soluciones basadas en la naturaleza, como la absorción de carbono en bosques y océanos.
3) Transitar hacia una economía electrificada, abastecida en gran parte por energía renovable.
4) E impulsar el enfoque de economía circular.
Todos estos cambios podrían contribuir a la recuperación económica post-COVID, en términos de generación de empleos e ingresos. Un estudio del BID muestra que alcanzar la carbono-neutralidad al 2050 podría traer US $140 mil millones de dólares en beneficios netos en el Perú.
Todos estos cambios necesitan de buenas políticas públicas, un sector privado innovador y una ciudadanía informada. No podemos dejar pasar esta oportunidad.