¿Por qué debemos cuidar el agua y cómo podemos medir nuestro consumo? 

Por Libélula  hace 5 años

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Huella Hídrica (HH)

En marzo del presente año, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el inicio de la Década del Agua. Esta se enfoca en el desarrollo sostenible y en promover el uso eficiente del agua a todos los niveles, teniendo en cuenta el nexo entre el agua, la energía, los alimentos y el medio ambiente (ONU, 2018). La década toma vital importancia considerando que en la actualidad 2.5 mil millones de personas viven en zonas de escasez hídrica, donde más del 20% del PBI mundial es generado (High Level Panel on Water, 2018).

El rápido y desorganizado proceso de urbanización ha tenido impactos sustanciales en la disponibilidad y la calidad del agua en las ciudades, entre los cuales se incluye la sobre explotación de los recursos hídricos, riesgos a la seguridad hídrica, mayor vulnerabilidad a inundaciones e impactos en la salud relacionados con el agua. Este proceso se agrava ante el cambio climático, problemática que amenaza con reducir la disponibilidad del agua e imponer considerables costos económicos para las autoridades nacionales y mundiales (Banco Mundial, 2012).

Según la Global Water Partnership (GWP), casi un tercio de los recursos hídricos renovables están en Sudamérica (Banco Mundial, 2015). Y el Perú se encuentra octavo en el ranking de los países con la mayor cantidad de agua, teniendo 231 cuencas hidrográficas y el 70% de los glaciares tropicales del mundo (WFN, 2013). A pesar de ello, la principal disponibilidad de agua esta se concentra en la vertiente del Atlántico, en la cual se encuentra el 97.7% del recurso y solo el 33.5% de la población; mientras que en la vertiente del Pacífico, que alberga el 62.4% de la población, solo se encuentre el 1.8% del recurso; la proporción restante, 0.5%, se encuentra en la vertiente del Titicaca, donde se alberga al 4.1% de la población (UNDP, 2010).

En ese sentido, uno de los principales retos a los que se enfrentará la humanidad en las próximas décadas será equilibrar el incremento de demanda de recursos con la sostenibilidad ambiental del planeta. Ante esta necesidad, se vienen desarrollando diferentes metodologías, enfoques e indicadores para evaluar los impactos del uso de agua dulce, los cuales están en plena evolución. El desarrollo del concepto de Huella Hídrica ha sido un paso importante en esta dirección (Kumar & Azapagic, 2011).

 

¿Qué mide?

La huella hídrica muestra la apropiación humana de los recursos limitados de agua dulce y por lo tanto proporciona una base para la discusión de la distribución del agua y el uso sostenible, equitativo y eficiente del agua. Además, la Huella Hídrica constituye una base para evaluar los impactos de los bienes y servicios a nivel de cuenca y la formulación de estrategias para reducir dichos impactos. En ese sentido, la escasez hídrica se entiende como el cociente resultante de dividir la Huella Hídrica entre el total de recursos renovables de agua; es un indicador relativo del consumo de agua a partir de la disponibilidad de fuentes domésticas (García, J; Cantero, L.; 2009).

La Huella Hídrica se basa metodológicamente en el Análisis de Ciclo de Vida (ACV) y busca evaluar la magnitud de impactos ambientales potenciales relacionados con el agua, así como identificar oportunidades para reducir estos impactos ambientales. Una evaluación de la huella de agua de una organización adopta una perspectiva del ciclo de vida basada en todas sus actividades.  Al igual que el ACV, la Huella Hídrica se encuentra normada por una ISO (14046:2014) y su respectiva NTP, en donde se presentan y especifican los principios, los requisitos y las directrices relacionados con la evaluación de la huella hídrica de productos, procesos y organizaciones basada en el ACV.

La metodología empleada para la medición de la huella hídrica es acorde la norma ISO 14046:2014 de huella hídrica e involucra el análisis del inventario de huella hídrica, la evaluación de potenciales impactos causados por la huella hídrica en cuanto a cantidad (huella de escasez) y calidad (huella gris)  y la interpretación de los resultados. El enfoque metodológico del estudio se basa en el análisis de ciclo de vida (ACV) aplicado al uso del agua, calculando su consumo en el alcance operacional de la organización, además de los impactos potenciales asociados al estrés hídrico y la calidad del agua de manera local.

Cabe mencionar que la huella hídrica no incluye agua de mar, solo agua dulce. Así mismo no incluye el agua que vuelve a incorporarse al ambiente sin perder su calidad después de su uso, ya que vuelve a estar inmediatamente disponible para ser utilizada. Es decir mide la cantidad de agua que realmente es impactada en el proceso y/o la incorporada en el producto.

 

¿Qué industrias deben tener en cuenta este indicador?

Todo aquel que haga uso de los recursos hídricos y pueda generar un impacto en ellos. El gobierno, la industrias, consumidores y la sociedad en general juegan un rol importante para alcanzar una gestión integral de los recursos hídricos.

 

¿Para qué sirve medirla?

Los impactos humanos en los sistemas hídricos están relacionados con el consumo humano y temas como la escasez o contaminación del agua son mejor entendidos y gestionados al considerar la producción y cadenas de distribución en su totalidad.

A nivel industrial, es fundamental que se conozca la huella hídrica en la producción de bienes, pues si bien no en todos los casos el agua es parte del producto, sí es parte de los procesos industriales que se llevan a cabo, por lo tanto hay costos de por medio que involucran los recursos hídricos. Es indispensable que las industrias tengan idea de cuánto están consumiendo de agua y de cuánto realmente necesitan, así mejoran la eficiencia de su consumo y minimizan las pérdidas/el desperdicio de este recurso.

Además, los problemas hídricos están a menudo íntimamente relacionados con la estructura de la economía mundial. Muchos países han externalizado significativamente su huella hídrica al importar bienes de otros lugares donde requieren un alto contenido de agua para su producción. Este hecho genera una importante presión en los recursos hídricos en las regiones exportadoras, donde se hace un reto la gestión y conservación de los recursos hídricos.

 

Por: Almendra Cáceres y Diego Calero.

 

Fuentes:

Mujeres y Cambio Climático
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