La COP26 busca en el financiamiento climático rutas hacia una descarbonización profunda

Por: CCAP

La COP26 busca en el financiamiento climático rutas hacia una descarbonización profunda
16 de novembro del 2021
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Por Margarita Cabrera, Gerente del Programa de Financiamiento Climático, CCAP y Samantha Youngeun Shin, Asociada de Financiamiento Climático, CCAP*

A medida que la COP 26 llegaba a su fin a principios de este mes, el presidente de la COP, Alok  Sharma,  anunció que el objetivo de 1,5°C del Acuerdo de París se ha mantenido vivo, pero se requiere de parte de los países acelerar colectivamente las acciones. 

Por primera vez para la conferencia anual, los países de la COP se comprometieron este año a “reducir gradualmente” el uso del carbón. Fue un cambio de última hora en la redacción inicialmente preparada a inicios de la semana, que pedía una “eliminación gradual” más estricta del carbón. Aún así, este representa un cambio significativo. Es la primera vez que los miembros de la COP acuerdan específicamente que el mundo necesita dejar de usar el carbón de una manera justa e inclusiva. El carbón representa más de un tercio de todas las emisiones de carbono, y las nuevas inversiones en centrales eléctricas de carbón amenazan con bloquear esas emisiones en las próximas décadas. 

Asimismo, 40 países se unieron en un compromiso de eliminar progresivamente el uso de carbón por completo en los próximos 15 a 25 años. En el proceso de transición energética, los países, especialmente aquellos con una alta proporción de carbón en su matriz energética, como la India, presionaron por suavizar el lenguaje de “eliminación gradual”, y otros como Polonia, se comprometieron a eliminar por completo el uso del carbón, por lo que estos últimos requerirán una enorme cantidad de inversión en fuentes de energía más limpias. Igualmente, los países en desarrollo incluyendo los países menos desarrollados (LDC) y los pequeños Estados insulares en desarrollo (SIDS), requerirán urgentemente apoyo técnico y financiero a fin de garantizar la estabilidad en términos de suministro y precio de la energía.

Cabe destacar que un punto en que los negociadores se acercan lentamente a un acuerdo de consenso es sobre lo relevante y fundamental que es el financiamiento climático para lograr cumplir con los objetivos climáticos del Acuerdo de Paris.
Este reconocimiento se incluyó en la Declaración de los Líderes de Glasgow sobre los Bosques y el Uso de la Tierra, un acuerdo para detener y revertir la pérdida de bosques y la degradación de la tierra para el 2030. La Declaración fue firmada por 141 países, que representan más del 90 por ciento de las áreas boscosas del mundo. La Declaración “facilitará la alineación de los flujos financieros con los objetivos internacionales para revertir la pérdida y degradación de los bosques, al tiempo que garantizará que existan políticas y sistemas sólidos para acelerar la

transición hacia una economía que sea resiliente y que promueva los objetivos forestales, el uso sostenible del suelo, la biodiversidad y el clima”, según su texto.

En términos de adaptación, hubo más progresos. Los países desarrollados prometieron que para el 2025 sus contribuciones a la adaptación se duplicarían con respecto a los niveles del 2019. Durante el transcurso de la conferencia se lograron comprometer 800 millones de dólares para la adaptación. Los Estados Unidos hicieron por primera vez su contribución al Fondo de Adaptación, y Japón, Alemania y España, así como otras naciones desarrolladas, hicieron compromisos adicionales.

Movilizar el financiamiento climático hacia tecnologías limpias 

Varios países, incluidos Reino Unido, Países Bajos y Canadá, entre otros, se comprometieron a movilizar la inversión hacia los países que lo necesitan. Además, los países y las organizaciones internacionales están poniendo en marcha nuevas asociaciones de colaboración para promover una mejor interacción entre las partes interesadas que son relevantes en la transición energética de un país. Por ejemplo, el Reino Unido, Dinamarca y Alemania, junto con organizaciones internacionales como el Banco Mundial, el Banco Asiático de Desarrollo (ADB), la Agencia Internacional de Energía (IEA), entre otros, presentaron una nueva iniciativa de asociación sobre energía renovable, llamada the Friends of Indonesia Renewable Energy (FIRE).

Un grupo de 20 países también se comprometió a poner fin al incesante financiamiento de proyectos de combustibles fósiles en el extranjero, incluyendo los proyectos de petróleo, gas y carbón que no incluyen mecanismos de captura de carbono. Es de mencionarse, que ni China o Japón, dos de los mayores inversores en proyectos extranjeros de combustibles fósiles, participaron en este compromiso. 

Catalizar la financiación climática: la necesidad de financiación privada y soluciones financieras innovadoras 

Aún, las finanzas públicas no serán suficientes para cubrir las brechas financieras. Según la Iniciativa de Política Climática (CPI), entre el 2019 y 2020, los flujos globales de financiamiento climático fueron de US$632 mil millones, siendo esto un monto mucho menor que la cantidad de inversión anual de US$4.35 billones requerida para 2030. 

Durante la COP26, las organizaciones bilaterales y multilaterales, entre ellas el Fondo Verde del Clima (GCF), el Banco Asiático de Desarrollo (ABD), el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (EBRD) y la Climate Markets and Investment Association (CMIA), y el representante del sector privado, destacaron la necesidad de una mayor colaboración entre el sector público y privado, en particular con una mayor participación del sector privado. Para facilitar la participación y compromiso del sector privado, se requiere un proceso más simplificado tanto de financiación como de acreditación, un mejor acceso a los datos, una evaluación más rigurosa del riesgo climático e innovación. 

Un analista del ABD propuso ampliar las oportunidades de inversión más allá de la financiación directa de la deuda. Por ejemplo, la ampliación de los productos de mejora del crédito o los bonos verdes podrían ayudar a facilitar los flujos financieros privados. Además, será importante la creación de capacidad e intercambio de conocimiento para los bancos comerciales en busca de acelerar la implementación de instrumentos innovadores de financiamiento climático. 

Para cerrar, en cuanto los compromisos multilaterales de financiamiento para el clima para el sector público y privado de nuestra región, se mantuvo el compromiso ambiental y climático de las principales Bancas de Desarrollo, donde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) hizo su anuncio de renovación en su ambición con una nueva meta de proveer $24 mil millones en financiamiento climático durante los próximos 4 años. Y por su parte, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) anunció que destinará USD 25 mil millones en los próximos cinco años para financiar operaciones verdes que ayuden a los países de la región a cumplir sus metas climáticas y ambientales.

Quedan muchos diálogos y compromisos por definirse dentro del marco de la COP que garanticen el cumplimiento del objetivo de 1,5°C del Acuerdo de París y la financiación de los planes de descarbonización para alcanzar un futuro de cero emisiones netas al 2050. Sin embargo, dentro de una crisis inmediata y un llamado de urgencia como el que hoy vivimos, no cabe más que enfocar nuestros esfuerzos en la integración y participación del sector público, sector privado, y la sociedad civil hacia LA ACCIÓN.  

*Este artículo es producto de una colaboración entre el Center for Clean Air Policy (CCAP) y el proyecto DecarBOOST.

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