La descarbonización es una espiral ascendente sobre la cual personas, colectivos, compañías y países crecen en su agenda ambiciosa hacia una búsqueda constante de oportunidades de mitigación, en transición justa de sus hábitos y modelos productivos, como llave hacia un futuro posible. Todo lo anterior bajo el escenario amenazante de los 1.5 grados centígrados de calentamiento global, en comparación con los niveles de la era preindustrial; riesgo que debemos evitar a toda costa.
Durante el IV Taller de la comunidad de práctica en Inversiones y Clima, promovido por el proyecto DecarBOOST, disertamos sobre esta espiral de la descarbonización con actores conocedores de la agenda pública y privada, en busca de intercambio de experiencias sobre el proceso de elaboración e implementación de los planes de descarbonización en Latinoamérica y los desafíos para su implementación, con énfasis en su financiamiento y la participación de sector privado. Las presentaciones de Max Horstink (SouthSouthNorth), Christian Parra (BID Invest) y Blanca Rengifo (DecarBOOST, Perú), alimentaron este intercambio de ideas con más de 34 representantes de 30 instituciones de 9 países de Latinoamérica.
Avanzamos en esta espiral en el contexto que existe una necesidad de mayor ambición en Latinoamérica donde las apuestas en mitigación aún no llegan a un aporte contundente hacia una temperatura menor de 1.5 °C. Las opciones de descarbonización se crean en el diálogo bajo la evidencia; el primer elemento evidente en nuestro diálogo fue la participación de los actores privados, que resulta en una oportunidad por conquistar. Oportunidad que se debe basar en la investigación y el intercambio multiactor, acercando a las comunidades financieras y climáticas.
Se destacó el papel del Monitoreo, Reporte y Verificación, como clave para que las empresas puedan demostrar su desempeño climático, en busca de aportar al problema global. También a la generación de beneficios reputacionales, estableciendo un flujo de información y correspondiente diálogo sobre los aportes de los actores privados a la descarbonización. Demostrar estos resultados corporativos requiere el establecimiento de un nuevo nivel de monitoreo.
Como se conoce, las agencias multilaterales trabajan activamente en facilitar el financiamiento alineado con el Acuerdo de París. El plan es que en el mediano plazo todas las inversiones que vienen de la banca internacional para el desarrollo se orienten a la meta del 1.5 / 2°C y en incrementar la resiliencia ante el cambio climático. Es decir, que no se financiarán actividades que emitan sin control gases de efecto invernadero. Para ello la banca multilateral está asociando el financiamiento sobre infraestructura, generación de energía y el sector industrial, a los datos de emisiones, creando guías para la descarbonización como instrumentos que aportan a la acción climática y que indican las categorías de financiamiento y de no financiamiento. La construcción de estas guías ha permitido vislumbrar opciones viables para el financiamiento de la reducción del uso de materias primas, la adaptación a tecnologías de bajo consumo energético, el uso de hidrógeno y tecnologías de captura de carbono; especialmente en hacer operativas estas tecnologías a gran escala. Dichas guías también nos ilustran acerca del manejo de residuos y, en general, sobre el financiamiento para la innovación.
Las conclusiones del diálogo determinaron que se requiere de una normativa habilitante tanto en la agenda pública, así como la agenda multilateral y privada, estableciendo metas al 2030, mediante sus contribuciones nacionalmente determinadas y a largo plazo (hacia el 2050), y basadas en la promoción de innovación mediante el financiamiento.
El financiamiento de tecnologías bajas en emisiones debe ser complementado con un sistema de incentivos desde el sector público, incluso con medidas de comando y control, para que la competencia carbono intensiva no se imponga sobre los sistemas productivos sostenibles.
Finalmente, un cuarto componente de esta espiral fue la recuesta sobre los mecanismos de acceso al financiamiento para las estrategias climáticas, lo que indica la necesidad de que se formulen con mayor claridad las oportunidades de acceso a recursos financieros para hacer operativas las ideas construidas de abajo hacia arriba para la descarbonización. Para ello las instituciones públicas pueden trabajar de la mano con centros de pensamiento e instituciones académicas, en la síntesis y difusión de los mecanismos, así como ayudar a retroalimentarlos para su mejora continua, en una especie de acompañamiento para el uso de los mecanismos del financiamiento y el seguimiento a la satisfacción de los usuarios locales, con el fin de retroalimentar y mejorar continuamente la inversión local.
Con estas conclusiones, el espacio de trabajo aporta hacia una visión Latinoamericana de la descarbonización, conecta el sistema productivo privado y ofrece ideas para cerrar la brecha entre las políticas públicas y privadas, dando elementos de acción ante la emergencia climática. Somos la primera generación que ve claramente los impactos negativos del cambio global y es el contraste de ideas las que derivan en opciones de solución. Es la conexión entre interesados lo que suma la fuerza en la acción climática y, en consecuencia, DecarBOOST suma mediante la identificación de avances y desafíos en la elaboración e implementación de planes de descarbonización en Latinoamérica, construyendo una versión propia y a la medida.