El impacto de la COP 26 para el Perú y el mundo

Por: Pía Zevallos, Gerente General de Libélula

El impacto de la COP 26 para el Perú y el mundo
23 de noviembre del 2021
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Históricamente la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) ha servido para dar un impulso al sentido de urgencia a la lucha contra el calentamiento global. Desde la COP 20 de Lima, también es un lugar de encuentro para una comunidad creciente de actores estatales, privados y de la sociedad civil que dialogan, asumen compromisos y generan alianzas. En ese contexto, ¿qué claves nos deja la COP 26?

1) El tema central de Glasgow fue el aumento de la ambición. El último reporte de la Secretaría de la Convención Marco sobre cambio climático concluye que los compromisos actuales nos llevarían a un escenario de aumento de la temperatura de 2.7°C. El regreso contundente de EE.UU. a la escena y su acuerdo bilateral con China –el mayor emisor mundial– evidencia el compromiso de los gobiernos. Esto, sumado a la declaración sobre bosques y el compromiso global de reducción de emisiones de metano antropogénico al 2030, nos brinda algunos motivos para ser optimistas. Lo más crucial en cuanto a la ambición será no dejar morir la meta de no superar 1.5°C.

2) En un contexto de responsabilidades y capacidades diferenciadas entre países y metas aún lejanas, se debe incrementar nuestra capacidad de adaptación. En este punto, nuestro país firmó declaraciones que buscan proteger el océano, hacer más resiliente el sector salud y promover la huella hídrica. Los países más vulnerables apuntan a tener un programa de dos años centrado en la adaptación antes del “balance global” del 2023.

3) En cuanto al financiamiento climático, lamentablemente los países desarrollados han incumplido la promesa de proveer cien mil millones de dólares por año al 2022, diciendo ahora que lo harán para el 2023. Los países vulnerables piden trillones de modo más concesional y dando mayor importancia a la adaptación.

4) Un tema controversial en las COP es la reglamentación del Artículo 6 del Acuerdo de París. Para muchos, alcanzar un acuerdo podría ayudar a reducir emisiones y dinamizar inversiones en tecnologías limpias. Sin embargo, si no se imponen reglas estrictas podrían aumentar las emisiones, al existir la opción de “compensarlas”. Un posible impuesto a las transacciones está sobre la mesa, para asegurar que el dinero del comercio de carbono ayudará a los países en desarrollo a adaptarse al cambio climático.

5) Finalmente, la eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles y el carbón es un tema determinante. A pesar de que el G-20 ha reclamado el fin a estos subsidios por más de una década, países como Perú siguen regresando a políticas obsoletas como subsidiar el diésel, atentando contra la salud y la competitividad.

Sin la reducción de emisiones, incremento de capacidades para la adaptación, más financiamiento climático y una reglamentación adecuada del Artículo 6 no podemos hablar de un resultado robusto de Glasgow. En el contexto de la crisis generada por la COVID-19 era improbable que el cambio climático volviera al centro de las prioridades globales. Lo paradójico es que, si todos no hacemos algo pronto, la pandemia podría ser solo un adelanto de lo que está por venir.

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